martes, 12 de mayo de 2009
Un error
En una calle sin transeúntes. En una ciudad sin ciudadanos. Él andaba. No se oían sus pasos, el sonido que emitían se lo llevaba la fría brisa del mar. Su andar levantaba el polvo de la calle, polvo que volvería a depositarse para que alguien lo volviera a esparcir. O no. Su mirada se clavaba en los detalles que rompían el ambiente del lugar. Un periódico que dejaba volar sus páginas. Una bicicleta que circulaba sola. Un ratón mordiendo a un gato. De pronto vio a una mujer. Estaba en lo alto de un edificio. Parecía que iba a tirarse. Pero eso a él le daba igual, no la conocía de nada. Además salvarla sería una pérdida de tiempo. Ella también le había visto. Y por eso se tiró. Afortunadamente un par de colchones enmohecidos amortiguaron su caída. Se había roto un brazo, y tal vez algunas costillas, pero estaba viva. ¿Quienes eran esos desconocidos? Lo cierto es que se atraían mutuamente. Y se casaron. Vivieron en un piso hecho de colchones. Así lo había querido ella. Tenían un perro que no ladraba. Cuando lo encontraron se quedó mudo y dejó de mover la cola. Tal vez estaba muerto, pero a ellos les gustaba su presencia. Un día se separaron. Cada uno se fue por su lado y no volvieron a verse. Sólo andaban y andaban, esparciendo el polvo, en una ciudad en la que nunca había vivido nadie. Era bonito pensar que el cielo ya no era azul. ¿Acaso lo había sido alguna vez? Y mirando a las estrellas, él decidió volver a buscarla. Y la encontró. Se iba a tirar de un puente. Pero esta vez ya no cometió el mismo error y por ello acabó con su vida. Le quitó los colchones que se había puesto. Cuando ella le vio no lo dudó y se tiró. Adiós desconocida.

Diego

2 comentarios:

Pier 39 dijo...

No, no te has comentado a ti mismo y ahora no te acuerdas (¿o sí?). No, es Arizona. Una cosa que me he dado cuenta, que no es muy difícil darse cuenta, es que casi siempre sitúas tus historias en lugares imaginarios, que tú mismo creas a tu gusto para que encajen con lo que quieres o no quieres poner. Te detienes en los detalles, pero cuando ya has dado una idea de cómo es tal sitio, el tiempo comienza a moverse a una velocidad vertiginosa, porque, al fin y al cabo, lo que sucede no es relevante hasta llegar al final.

Pier 39 dijo...

Jaja ya sé que no me he comentado a mí mismo. Es sólo que se me hacía raro poner un comentario en nuestro blog. Pues sí, acertaste, siempre describo lugares imaginarios, de hecho, antes de pensar la historia, imagino el lugar. No sé, para mí el lugar es muy importante, casi más que los personajes. Y también es por eso que lo describo antes, para poner en situación. Lo que va sucediendo, en parte, sí que es importante fijarse (aunque no imprescindible), para luego saber el final. Siempre doy indicios de lo que va a pasar al principio. Pero sí que es cierto que la acción empieza más bien hacia el final.

A día de hoy...

Día 10 de noviembre de 2010: Siguen las mini-entradas. Diego

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