lunes, 14 de marzo de 2011
Ellos - Cardiopatía Severa
Ante todo he de (re)presentarme: me llamo Diego y soy un ávido coleccionista de música. No tengo prejuicios a la hora de escuchar ninguna grabación y mis gustos son más que variados. Podría considerar tan bueno el "Rubber Soul" de los Beatles como "Veneno" de Kiko Veneno cuando no tienen absolutamente nada que ver entre ellos. Pero antes de nada he de ser modesto y precisar que no poseo el conocimiento suficiente como para realizar una crítica musical, y menos para que ésta sea objetiva. Aún así me aventuraré en este nuevo proyecto (que ya empecé en 2010 pero que se quedó en el olvido) dejando atrás los numerosos relatos cortos que escribí en el pasado. Es para mí un placer comenzar esta nueva etapa con unos de mis discos favoritos del panorama nacional: "Cardiopatía Severa" de Ellos. Comienza la función.


Ya de por sí, el nuevo disco de Ellos se aleja de lo que llevaban haciendo en sus anteriores álbumes. Siempre manteniendo la inmediatez y las relaciones amorosas como tema principal de las canciones, el disco da un giro con la incorporación de una orquesta de cuerda de fondo. Su predisposición por la electrónica de los dos primeros álbumes se aprecia más bien poco, sería la última canción, "Aún no lo sé", la que podría considerarse continuista, así como "Viernes", un corte que bien podría pertenecer al "Que fue de Ellos". Obviando a "Puntos suspensivos", un interludio de 30 segundos instrumental, las demás canciones oscilan entre su anterior estilo y ese aire disco que le dan las cuerdas.

Así "Lo nuestro", "Hasta el final" y "Justicia Cósmica" siguen una misma línea, con momentos que recuerdan al "Que fue de Ellos" y otros en los que las cuerdas toman el protagonismo. Una vez llega "Cerca" alcanzamos la cima de la montaña. "Cerca" es la canción que mejor define a este disco, es la canción más directa de todas y en la que la orquesta produce sonidos envolventes, cargados de sentimiento. "Cumpleaños feliz" no destaca, aún así no deja que el disco decaiga y es la perfecta transición entre "Cerca" y "Viernes" las dos caras opuestas del álbum. "Viernes" es potente, como "Cerca", y sin embargo no tiene trazas de la orquesta de Bulgaria. Habla de una relación inestable que acabó, y de los sentimientos de rabia y desconcierto que produce, por tanto debe sonar más sucia como lo era la relación ("y me muero por volver, volver a verte/también volver a odiarte hasta la muerte"). "Pobre caimán" suena dulce, extremadamente dulce después de lo amarga que era "Viernes". En la línea de "Cerca", pero sin ser tan directa, esta canción bien podría ser un buen single como lo ha sido "Cerca". De letra explícita y algo dura a veces ("tener un niño y pegarle en cuanto llegue por si acaso hay algo que no haya hecho bien/y cargarte toda su ilusión") las cuerdas se justifican muy bien aquí. Llega el interludio y luego "Por qué no volvemos", la canción que canta Santi Capote. Aunque Guille Mostaza tiene la voz más modulada, Santi se defiende muy bien en esta canción. "Por qué no volvemos" alcanza la perfección en su estribillo, que suena grandioso, con la voz de Guille y una orquesta muy animada. Ahora es el turno de Jota, de Los Planetas. "Mientes" saca el lado más pillo de Jota, cosa que no desentona para nada en la canción. El contraste Jota-Mostaza cuando llega el estribillo es evidente, aparecen las cuerdas para acompañar la voz suave de Guille y luego vuelve a su lado más rockero cuando retoma Jota. El álbum se va acabando y de pronto nos encontramos con una balada. "Te echo tanto de menos" es una canción triste y sincera. A medida que avanza la canción se le van acoplando instrumentos, hasta que llegan las cuerdas para dar el toque dramático. El disco podría acabar aquí, es el momento perfecto, pero no, ahora viene "Aún no lo sé", la canción continuista de la que he hablado antes. De las 11 canciones del disco, tal vez esta sería la única que no vería como single. Además de no ser tan explícita como lo eran las otras. Acaba siendo optimista, después de tanto "pánico" ("y creo que moriré mientras lo vuelvo a montar/pero aún así sonreiré").

No contiene letras tan irónicas como las de "El anillo" o "En tu lista", pero a pesar de todo proponen situaciones (a veces algo rebuscadas) muy originales mezclándolas con sensaciones que todos hemos sentido alguna vez después de una relación.

Este es el disco más ambicioso de Ellos hasta la fecha, y cabe destacar que la mayoría de sus canciones pasarían por single (cosa que no ocurría en sus anteriores discos) lo cual es muy bueno. Les queda todavía muchos años de actividad a este dúo y seguro que nos seguirán deleitando con grandes discos en el futuro.

Valoración personal: Para mí, el mejor disco de Ellos.
Canciones favoritas: Todas menos "Aún no lo sé".
Se parece a: No lo asociaría con ningún grupo pasado, aunque es evidente que la música disco de los 70 les ha influenciado mucho. A veces me llega a recordar a Abba. No son los primeros en rodearse de una orquesta después de sacar discos convencionales, por ejemplo Antònia Font o Astrud lo han hecho.
¿Por qué te podría gustar?: Si te gustó "Que fue de Ellos" también te gustará este. Si eres nuevo con el grupo, te gustará si te gusta el pop más directo sin experimentos y si además sientes cariño por la música disco y por los arreglos de cuerda del pop barroco.
Está en: Spotify y en su Myspace
martes, 21 de diciembre de 2010
Los problemas
Llegados a un punto uno se pregunta si tiene problemas o no, si su vida es satisfactoria o si debe hacer cosas para mejorarla. Cada uno hemos tenido un pasado que nos ha condicionado, mucho o poco, a la hora de desarrollar nuestra existencia. Ese pasado además nos ha dictado nuestra personalidad y nuestra capacidad de afrontar y superar los obstáculos que se nos presentan. Así hemos conseguido llegar hasta donde hemos llegado. Entonces, cuando parece que todo va bien, hay algo que se desmorona. Algo o alguien te baja del Olimpo que te habías creado, o incluso tu propia inseguridad te hunde. No hay razón para que esto ocurra, pero acostumbrado a la buena vida, los problemas se crean más fácilmente (aunque por lo general estos problemas suelen ser de poca importancia) y suelen darnos más problemas aún, convirtiéndose en obstáculos más difíciles de saltar que si fuéramos personas acostumbradas a tener problemas de todo tipo. Darse cuenta de esto sirve entonces para ayudarnos a cambiar nuestro modo de ver las cosas... ¿Realmente merece la pena atormentarse con cosas que no tienen la más mínima importancia? Pues no, no merece la pena. Rodearse de problemas salidos de nuestra imaginación no puede hacer más que nos volvamos locos. El sentimiento de frustración y de fracaso se incrementaría y nuestra autoestima peligraría de manera alarmante. Los que entrasen en esta espiral tardarían en salir, ya que son débiles, no tienen experiencias previas que les ayuden. El primer paso es reconocer la espiral, y una vez se ha observado bien, lo demás viene solo, sólo es cuestión de tiempo, paciencia y ganas de mejorar. Hay que pensar en el presente y vivir cada momento, olvidando los citados problemas. Ser feliz consigo mismo es el siguiente paso y una vez llegados a ese punto empezar a derrochar felicidad es el siguiente requerimiento. Además no hay que olvidarse de las preocupaciones que rondan nuestra cabeza, éstas deben desaparecer y sólo pueden quedarse las que se relacionen estrechamente con la gente más cercana, como por ejemplo preocuparse de que un amigo deje de estar triste dándole nuestro apoyo.

Los problemas no son soluciones, hay que recordarlo siempre, sólo son impedimentos a nuestra tan deseada felicidad. Así que menos comerse la cabeza y más sonreír cada día es la terapia idónea para curar cualquier dolencia, ya sea física o psicológica. El mundo no se acaba hoy, sólo continúa girando y nosotros debemos seguir girando con él hasta que ya no podamos más. Olvida tus problemas y déjate llevar.

Diego
lunes, 22 de noviembre de 2010
...O no!
Ni siquiera eran mayores de edad y sus mentes ya eran capaces de viajar más allá del tiempo. La música les iba a acompañar a todas partes, eso estaba claro. Se habían convertido en algo más que amigos, eran como hermanos, almas gemelas destinadas a vivir cientos de miles de cosas juntos. Nada ni nadie podía quitarles de la cabeza sus ambiciones e inquietudes. Una pequeña llama se había encendido dentro de ellos y poco a poco iba avivándose, cobrando fuerza. Podía ser el comienzo de un proyecto fallido, pero aunque lo fuera, esa sensación tan revitalizadora no iba a desaparecer nunca de sus corazones. Hay cosas que nunca se van, y se encuentran en nuestro interior. Son sentimientos que nos mueven, que nos dan fuerza. Y aunque todo se venga abajo, siempre dejan un recuerdo al que agarrarse.

Gracias por todo lo que me habéis hecho pasar, y por lo que aún queda.

Somos Pier 39, y esto es la introducción a nuestro blog, donde próximamente publicaremos noticias nuestras (y yo, Diego, seguiré publicando textitos mientras).
PD: No hay foto, pero actualizaré el blog con una foto de nosotros cuatro.
martes, 9 de noviembre de 2010
...Y puede terminar...

Se dirigía a la estación de trenes. Caía aguanieve. El frío empezaba a entumecer los dedos de las manos. Ya en el andén, con la maleta y el billete, subió sin más demora al tren. Su asiento se hallaba a la izquierda, al lado de la ventana. Se sentó, se quitó el sombrero y abrió un periódico. Se anunciaba una gran helada y a la vez se celebraba el centenario del tren en el que se encontraba. Coincidencias. Despertó unas horas más tarde y al abrir los ojos se encontró con la mirada de una bella mujer. Ella le miraba con picardía. Pero de pronto se escuchó "Final de trayecto", y la multitud les arrastró hasta la salida de la estación de destino sin poder siquiera volver a mirarse. Lo bueno de los viajes en tren es que somos nosotros quienes elegimos el comienzo y el final del mismo, y su transcurso también. Pero lo que allí empieza, allí acaba.
lunes, 8 de noviembre de 2010
...Continúa...

Eran unos diez. Iban en Lambrettas, llenas de retrovisores y pegatinas. Daban un paseo, sacando su estilo, dejándolo lucirse. Rozaban los veinte años y ya tenían claro el rumbo de sus vidas, o eso pensaba la mayoría. Pero poco a poco el número de Lambrettas se fue reduciendo, y ya sólo quedaron dos, dos engañados o bien dos lúcidos. Empapados del espíritu que nunca renegaron recorren las calles y callejuelas de esta ciudad. Buscan una razón, una explicación, a que se debía el comienzo de todo aquello. Pero poco iban a encontrar, pues la respuesta se encontraba en su interior. La elección de una forma de vida no se da por causas externas, comienza en lo más profundo de nuestras entrañas, se lleva dentro. Desarrollar ese sentimiento es decisión nuestra.

A día de hoy...

Día 10 de noviembre de 2010: Siguen las mini-entradas. Diego

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