
Los niños se divierten, saltan y sonríen a sus madres que los miran orgullosas y satisfechas. Largos paseos dan a pocos metros del mar, en los muelles de esta ciudad. Se ven a las focas salir del mar y tumbarse a tomar el sol. Los jóvenes compran LPs en tiendas selectas, se llaman para ensayar y van al cine a ver buena películas. Los adultos se sientan cerca de la costa a leer un libro y dejarse llevar por el atardecer. Y los ancianos no pueden más que sonreír sabiendo que su vida fue un regalo. Es el sentimiento de libertad, cuando sabes que algo sólo acaba de comenzar y que aún queda tanto por hacer.
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